La juventud y las ganas de Gimnasia fueron más que la experiencia de Estudiantes para imponerse dentro de la cancha y hacer estallar al Bosque.
En la previa al encuentro, las dudas erradicaban en si el Lobo plagado de juveniles que subieron de golpe a la Primera y por ahora no tenían los resultados esperados iba a poder hacer frente a la experiencia del Pincha aunque en el presente tampoco era el mejor pero tenía la carta de la asunción de Eduardo Domínguez. Sin embargo, dentro de la cancha los pibes albiazules fueron mucho más y lograron quedar en la historia de los clásicos platenses.
Cortando una de las rachas más adversas de los enfrentamientos entre Gimnasia y Estudiantes, la juventud Tripera fue claro dominador del encuentro. A pesar del duro golpe recibido ni bien comenzó el partido con el gol de Mauro Boselli, con un excelente partido por parte de Ignacio Miramón y Alan Lescano de a poco se fue acomodando y ya en el final del primer tiempo hasta mereció el empate con las chances de Benjamín Domínguez y Facundo Sánchez. Por su parte del León, el mediocampo nunca estuvo en ritmo de partido y allí entraban las complicaciones defensivas.
Ya en el segundo partido, los de Chirola Romero comenzaron a aumentar esa diferencia desde el juego y lo físico para que se empiece a reflejar en el resultado. Con un verdadero golazo de Lescano además de que algunos jugadores como Franco Soldano y Maxi Comba comenzaron a subir el rendimiento. En el banco pasó las dos cosas contrarias, en el albiazul los cambios funcionaron y tal es así que Eric Ramírez fue quien fabricó el penal que Cristián Tarragona cambió por gol mientras que en los suplentes albirrojos que entraron no lo hicieron en sintonía y no cambiaron la ecuación.
Con una defensa que se fue afianzando con el correr de los minutos, un mediocampo que no paró de correr y un ataque que imponía respeto y también presencia, los pibes que comenzaron el partido y aquellos que entraron jugaron con un impetu y una confianza que hace añares no le sucedía al Mens Sana.