Marcelo Weigandt jugó de todo, se adaptó a una posición más ofensiva y a base de desborde, gambeta, buen retroceso y asistencia fue el punto más alto de la victoria tripera. Enormes producciones del goleador Carbonero y Matías Pérez García.
Tres ejes principales tuvo el triunfo del Lobo ante la Lepra. Pero el principal, sin lugar a dudas fue un Marcelo Weigandt descollante, constantemente participativo en ataque, sólido en defensa y determinante en el segundo gol.
El Chelo se adaptó a un esquema nuevo que lo forzó a un juego más ofensivo, pero se sintió como pez en el agua, jugó libre y de comienzo a fin desequilibró para volver loco al fondo de Newell’s. Para colmo no descuidó la defensa y siempre que el partido lo demandó retrocedió y apoyó a un fondo que con el regreso de Coronel se mostró más sólido.
Carbonero por su parte fue peligro, gambeta, rebeldía y conducción por la banda izquierda. No sólo el gol (tercero en la actual competencia) lo pone en lo más alto. Sino también la actitud de buscar siempre y llevar peligro constante a favor. Dos de las figuras indiscutibles del equipo, que se recuperaron bien del brote de Covid y se extrañaron y mucho en los últimos dos partidos.
Distinción aparte para Pérez García, que no sólo aportó el segundo. Sino también conducción, tenencia y seguridad a la hora de llevar la pelota. Su nivel, una grata noticia para Martini y Messera.