Lucas Licht fue sin lugar a dudas el punto más alto en la caída del Lobo frente a Lanús. Dos golazos, uno de antología. El eterno capitán, siempre está.
En un partido dónde la lógica quedó de lado y de Gimnasia pudo destacarse la actitud y el hecho de jugar con el corazón en la mano. Lucas Licht fue la figura indiscutible, por goles y sacrificio.
351 partidos con la azul y blanca, últimos partidos como profesional, 90 minutos que es cierto que padeció. Pero el oficio, la categoría y la clase del eterno capitan tripero quedaron una vez más de manifiesto.
Dos golazos, para aplaudir de pie. Y uno de los más firmes de la defensa albiazul en un partido que fue un verdadero parto para Gimnasia. Inoxidable.
Brahian Alemán jamás se entregó. Jugó, orientó a los más jóvenes, siempre generó tiros libres a favor y asistio al Bochi para el segundo tanto tripero. Siempre que las papas queman, agarra la pelota y demuestra con su jerarquía.
Para destacar además las ganas y el desborde de Carbonero, pese a que le faltó precisión para el paae y la definición. Weigandt venía desempeñando un buen partido. Martínez no lo reemplazó mal y demostró que tiene con que. Promisorio ingreso de Lautaro Chávez, quien siempre inquieto al rival.