El Bosque pide a gritos…

Editorial El club Opinión Triperomaníacos

El Juan Carmelo Zerillo cumple 100 magníficos años, y le entrega a todos los triperos y triperas un deber: adecuarlo a estos tiempos para que disfrute toda la familia Mens Sana. Opinión.

La casa del Lobo cumple su primer siglo de vida. El Bosque. Ese lugar particular, que no está dotado de grandes y modernas edificaciones, pero que tiene una magia sin igual. Donde el hincha de Gimnasia va a dejar todo. Como cualquiera, pasó momentos alegres, otros tristes, modificó su estructura, se achicó para después volver a agrandarse. Pero aún tiene una deuda. No el estadio, sino los hinchas para con él: empezar a cuidarlo de verdad.

¿Cómo se hace? Se preguntarán. A veces pasa que, en nuestra casa cotidiana, tenemos algunos problemas. Hay que arreglar alguna gotera, pintar cada tanto las paredes, terminar de revocar alguna que quedó pendiente, avanzar en la construcción de alguna habitación nueva, finalizar el baño, cambiar las ventanas, emprolijar el patio. Son todas situaciones que no escapan a la realidad que vivimos todos los días, cada uno en nuestro hogar.

Y el Bosque, ese reducto mágico emplazado en 60 y 118, es nuestro hogar. Nos ha dado y nos da tantas alegrías, descargos, desahogos, encuentro con gente querida o simplemente ver al famoso “once tipos detrás de una pelota“, que le debemos un poco de eso. Retribuirle algo. Hoy, Gimnasia no tiene el mejor estadio que podría tener. El Bosque, hermoso siempre, no está en la mejor versión a la que puede llegar. Y para que eso pueda cumplirse, él necesita de nosotros.

Ha llegado el momento de dar el salto. El Lobo, en algunos aspectos, continúa entre dos y tres décadas atrasado. Estancia Chica, está en vías de esa mejora respecto al fútbol juvenil, por ejemplo. Y como fue dicho hace algún tiempo atrás, la siguiente obligación debería tener que ver con el Zerillo. El predio donde Gimnasia ubica su estadio, es (a excepción de los estadios mundialistas del país) de los más grandes que se pueda tener.

La mayoría de los estadios, son “una manzana“. Emplazados generalmente en el medio de un barrio, por más grandes que sean, no dejan de ser eso: una manzana enorme. Luego los hay más modernos, más añejos, con más o menos capacidad y comodidades. Pero en lo que respecta al predio en sí, no hay tantos que combinen las gradas, con un espacio de jardines, de piletas, de canchas de tenis, de museos, e incluso de espacios vacíos que todavía no están aprovechados al 100%.

Gimnasia tiene todo eso, para crecer. Tiene su estadio clavado en un punto neurálgico de la ciudad, como el Bosque de la misma. A diez cuadras del centro platense. No puede no ser considerado un punto de referencia para el deporte de la ciudad. Más allá de la Sede Social de calle 4, del Polideportivo, el Juan Carmelo debe erigirse como un punto de referencia deportiva total. Para socios, lógicamente, y para no socios también, incluso.

Gimnasia debe madurar. Debe sentarse en una mesa enorme, sin final, a darse las charlas que hay que dar. A tener los debates que hay que tener. A afrontar de una vez por todas, de manera seria y madura, la remodelación de su estadio. No solamente de las gradas, porque está quedando chico. Sino del predio todo. El mundo polideportivo del tripero se debe trasladar al estadio. El voley, el básquet, el fútsal… Hay tanto para hacer. La vieja deuda de la pileta climatizada… En fin.

La Platea techada es Patrimonio de la Ciudad de La Plata. Pero no alcanza sólo con eso. Se debe embellecerla, porque su estructura es bella de por sí. Hay que aggiornarla al Siglo XXI. Con respectivos palcos y cabinas de transmisión. Completar el espacio a sus costados, donde estaban las viejas plateas de butacas blancas. Aún resta completar la Platea H “Néstor Basile” hacia la tribuna Centenario, y su segunda bandeja, con butacas, accesos, escaleras y ascensores. Aún resta ampliar las tribunas populares. Un club justamente tan popular como el Mens Sana, lo necesita.

Aún resta modernizar la zona de vestuarios. Mudarla, quizás. Hacerla nueva, en otro sector. Aún falta techar la pileta para climatizarla. Aún falta emprolijar la zona de jardines. Aún resta establecer un plan que le ofrezca al predio un Polideportivo, un patio de comidas, y sectores de uso permanente. Aún resta mejorar los accesos. Aún resta resolver las comodidades para la prensa. El lugar donde se encuentra el Bosque es inmejorable. Pero la estructura del estadio, todo lo contrario: necesita agrandarse, mejorarse y modernizarse con urgencia.

El Socio de Gimnasia, que desea del Zerillo su cuna y su tumba, se merece un estadio mejor. Pero para eso, hay que trabajar. Juntarse, dialogar, consensuar, avanzar. No se puede seguir teniendo los debates vacíos que se dieron tantísimo tiempo atrás. Hay que mirar hacia adelante. Gimnasia tiene que dejar de estar en “la chiquita“, en las discusiones de las redes. Dejar de estar en los egos, las roscas, las mezquindades. La base del progreso es remodelar el estadio, en este caso. Sobre eso, bienvenido todo. Hay que “activar” más, exigir. Basta de las discusiones que no aportan nunca nada.

Alguna vez habrá que tomar el toro por las astas. Porque con un festejo no alcanza. Gimnasia tiene que idear un plan que le permita modificar su estadio a la par de continuar compitiendo como local allí. Gimnasia tiene que progresar, y ampliar/remodelar su estadio debe ser lo más necesario y urgente de sus “políticas de estado“. No se puede seguir postergando la cuestión. Porque en sus primeros cien años de vida, el Bosque pide a gritos no ser abandonado.

Fotos: Adri Campanelli.