Después de un buen primer tiempo, tuvo un flojo complemento aunque volvió a sumar de visitante y por el momento salió del puesto de descenso.
Como le había sucedido contra Huracán, Gimnasia ayer por la tarde volvió a tener dos caras en Alta Córdoba durante el enfrentamiento frente a Instituto porque tuvo un correcto primer tiempo donde casi no sufrió en defensa, tuvo las dos chances más claras con un remate de Pablo De Blasis y después un insólito mano a mano errado por Eric Ramírez pero en el complemento fue otro equipo.
Tanto en Córdoba como en Parque Patricios salió relajado al segundo tiempo y lo pagó caro. Esta vez lo pagó muy rápido porque antes de minuto los de Diego Dabove se pusieron arriba del marcador tras dos errores muy claros donde Guillermo Enrique descuidó su espalda de manera absurda y desde esa banda llegó un centro donde Tomás Durso tuvo una floja respuesta para cortar el trayecto donde la pelota le quedó servida a Braian Cuello para marcar.
Ese golpe lo sufrió mucho porque el buen primer tiempo de De Blasis se fue desvaneciendo en el complemento, la dupla delantera quedó muy lejos de todo y sin conectar con el mediocampo mientras que comenzó a fallar muchos pases claros y sencillos. Esas dudas las comenzó a aprovechar la Gloria que igualmente pecó de inocente porque creía que el partido estaba cerrado ya que los cambios tampoco parecían cambiar la ecuación hasta que Ivo Mammini avisó con una volea que fue despejada de casualidad y luego llegó el desahogo albiazul con una pincelada de Lucas Castro con el centro perfecto a Mammini quien convirtió el 1-1.
Si no era por el número 29 o el propio Castro con ese centro, difícil encontrar una figura porque fue una mala tarde en general para el Tripero que venía de mostrar una mejora de visitante el útlimo domingo en UNO frente a Estudiantes. Con sus armas de ataque, Ramírez, Tarragona y Abaldo apagados, el ingreso de Benja Domínguez no cambió la ecuación como así también el mal segundo tiempo de Bolívar y De Blasis se notó.
Uno de los puntos más altos fue el “sargento” Yonathan Cabral, quien cometió errores en cierto, pero supo enmendarlos y ser voz de mando en el fondo albiazul. Otro de los regulares fue Nicolás Colazo y el resto de la defensa alternó un buen primer tiempo y una floja segunda parte.
