Un combo letal

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Gimnasia padeció su propia imprecisión, la mala fortuna y un pésimo arbitraje en su visita a Barracas: terminó perdiendo 1-0, en medio de un clima caldeado.

El Lobo visitó a Barracas Central, por la quinta fecha de la Liga Profesional 2023, y cayó por la mínima diferencia. El equipo de Sebastián Romero hizo los méritos para sumar al menos el empate en Olavarría y Luna, pero entre su falta de definición, la mala suerte y el vergonzoso arbitraje de Nicolás Lamolina, lo dejaron sin unidades en su regreso a la ciudad. De igual manera, hay conclusiones que se pueden sacar: algunos rendimientos no fueron buenos, otros fueron más que correctos, y que impone empezar a definir un equipo que tome confianza.

De entrada, el elenco albiazul mostró lo que sería la tónica del primer tiempo: mucha imprecisión en el ataque, a base de apuros y pases mal dados. En defensa, el Guapo lo complicó apenas metiendo la pelota cerca del área. Y llegó el primer fallo -y gol- de la tarde: mano mal sancionada a Guillermo Enrique (no era), córner posterior y de ese envío, el tripero no tomó las marcas y Carlos Arce puso el 1-0. Apenas antes de la media hora, Puig anotó el segundo, pero fue correctamente anulado por mano. Aunque fue involuntaria, el reglamento estipula que quien define al gol no puede tocar bajo ningún concepto el balón con su brazo inmediatamente antes.

Después de los dos sacudones, Gimnasia intentó reaccionar pero no lo consiguió. Se siguió repitiendo en pases mal dados, pelotazos largos sin sentido y desorden táctico hasta el descanso. De ahí en más, Chirola Romero intentó dar un golpe de timón y a los diez minutos del complemento mandó cuatro cambios a la cancha, con rendimientos que parecen llegar para quedarse: Tarragona, Mammini, Comba y Benjamín Domínguez. Antes de eso, Ramírez lo dejó solo y mano a mano a Alan Sosa, quien con pierna derecha la tiró afuera cuando no había arquero en la línea.

Enseguida, el Mens Sana cambió su sintonía, comenzó a ser más dinámico, a presionar y a jugar en campo albirrojo. Enrique desbordó pero Comba no conectó el centro de lleno, ya en el área chica y perdió otra clara. Más tarde, Tarragona no impactó bien un cabezazo tras un error del golero local, y en el rebote Comba pifió su disparo. Segundos más tarde, el delantero ex Vélez volvió a tenerla, pero su tiro salió apenas desviado. Y pisando los 40′ de juego, el perjuicio fue total.

Benjamín Domínguez ganó en la corrida por izquierda, tocó la pelota involuntariamente con su mano después de que lo hiciera también su rival, y tras llevarse la pelota, tocó al medio para Tarragona, quien la colgó en el ángulo y estampó el 1-1. Todo era desahogo en la vuelta del goleador al festejo, pero Lamolina fue a revisar al VAR y terminó anulando el tanto. Mal hecho: el reglamento indica que, a diferencia del gol de Barracas, si la mano es cometida por un jugador que no define la jugada, la misma debe darse por válida. Como la tocó Benjamín, que luego cedió para el 25, debió convalidarse el tanto. Por si fuera poco, era penal antes para el tripero, por mano del marcador de Domínguez.

Apenas después, un defensor anfitrión lo fue directamente a lastimar al mencionado juvenil tripero, que debió saltarlo para no sufrir una lesión severa. Sin ánimos de jugar la pelota, el juez lo penó con amarilla. El VAR, ausente: era roja. El juego siguió, las pelotas desaparecieron y varios alcanza-pelotas fueron expulsados por esconder los balones. A Muro le sacaron un gran remate lejano, y Miramón hizo lo propio pero pegó en el travesaño. Ya en la última, más polémica: Morales convirtió de cabeza, pero el gol también fue anulado por supuesto offside. No solo que no quedó claro el mismo en la repetición -parecía habilitar un rival colgado- sino que el fuera de juego fue cobrado directamente por Lamolina, sin que el juez de línea levante su bandera. Sencillamente un bochorno. Un espanto. Los procedimientos a la basura.

Después de diez minutos de adición, y en medio de múltiples protestas, el juego terminó y se fue con derrota. Injusta, porque Gimnasia hizo méritos para, de mínima, empatar. Pero su mala definición, la mala fortuna y el arbitraje desastroso al que debió someterse, lo privaron de llevarse algo de la Capital Federal. Más allá de la papelonezca actuación de Lamolina -que seguro será parado y no pasará nada-, en el Lobo van quedando claro algunas cosas. Ayer, se pareció perder el tiempo en los primeros 45′, con algunos rendimientos que están lejos de ser óptimos. Se impone más peso en ofensiva, algún retoque en el mediocampo y dejar un equipo que tome confianza. Injustamente, fue derrota ante el caballo del comisario.