Carbonero es sensación de peligro constante. No le pueden agarrar la mano y su gambeta y atrevimiento en el uno contra uno es un dolor de cabeza para los rivales. Gran figura del Lobo, otra vez.
Johan Carbonero está un escalón arriba. A pura gambeta, rompe con todos los esquemas y contextos, y por lo tanto rompe partidos a partir de un simple eslalong.
Contra la izquierda, el colombiano se vuelve indescifrable, y eso que seguramente los rivales lo tienen estudiado en la previa. No saben para donde saldrá, si para dentro, si para afuera, si optará por usar la zurda o lanzar en forma de centro o remate de la punta al medio. Su repertorio es amplio y eso genera un plus cada vez más determinante para su equipo, este Gimnasia que se acerca a la Carbonero-dependencia en muchos tramos.
Hoy, con otro de sus tantos desbordes contra el fondo, llegó hasta allí para asistir a Alemán y así encontrar el empate. Si no convierte, asiste. Sabe cuándo y cómo picar a los espacios, con una adaptación realmente asombrosa en el fútbol argentino.
En otro orden, es de destacar otra enorme labor de Matias Melluso, sólido y firme como todo el campeonato. Alemán siempre está, y también merece una mención el enorme esfuerzo de Lucas Barrios, plenamente comprometido con el equipo y haciendo hoy el trabajo sucio, incluso más allá de eso con participación también importante en la jugada del gol de la igualdad.