Fabián Rinaudo es el estandarte de Gimnasia y al parecer, uno de los pocos que comprende lo que significa llevar puesta la camiseta albiazul. Corazón, alma y fútbol de un equipo insípido, el cual no se contagia de todas sus ganas.
El corazón de Rinaudo es tan grande que parece increíble que sus compañeros no se contagien de él. La garra del número 21 albiazul es difícil de igualar, pero lo triste y difícil de explicar es que al menos no se trate de acompañarlo en el intento.
Ayer ante River, y en varios partidos anteriores, pareció Fito versus el mundo. Sí, el uruguayo Alemán también intenta desde su fútbol y a su manera y es otro de los “rescatables”. Pero lo de Rinaudo es tan anormal como gigante e injusto.
Fito, que llegó para ser feliz, por ahora no puede serlo por completo. El hecho de tener puesta la camiseta de Gimnasia genera en el hombre de Armstrong un enorme orgullo, pero sin lugar a dudas, quisiera otro presente, y aunque no lo diga -y resulte chocante-, otros compañeros.
Foto: Pablo Villarino