Ante un rival del fondo de la tabla el Lobo salió a marcar diferencias y la logró cuando quiso, sobre todo con un arranque fulminante en el cual metió treinta puntos en diez minutos, la fórmula de transición y ataque rápido dio resultados plenos, los tiradores anotaban por la virtud de buscar el desmarque y obtenerlo y el reparto de goleo le daba dinámica a su juego.
Pero todo se fue embarullando, muchas faltas pitadas, un técnico a Fernández seguido de uno a Rusconi, muchas charlas e imprecisiones. Y comenzó a florecer un ítem que pudo complicarle la vida a los del Conejo: la acumulación de faltas se fue convirtiendo en una mochila pesada. En cuanto a la naranja propiamente dicha, los 17 de Villa y los 15 de Paciotti marcan por dónde iban las opciones ofensivas en ese primer tiempo.
En el amanecer del complemento la distancia se fue extendiendo hasta el 62-38 con triples de Pedro Pérez y Fillol ante una defensa inerte, los albiazules aprovechaban todos los regalos. Sin tanto protagonismo de Villa y La Bella, Fillol se cargó el ataque al hombro con Banegas, que aportó ocho tantos en el tercer chico.
Un par de bombas de Paciotti achicaron el margen, el Lobo forzó muchas ofensivas y fueron desfilando Banegas y Vieyra por faltas. Con aire en el score, pero poco resto en el juego, Adriani optó por mancillar la pintura de Huracán y así pudo mantener la tranquilidad hasta el final .
Ante un rival endeble, se pudo administrar fuerzas pensando en Pedro Echague, la áspera parada del domingo.
Gimnasia 92: Pedro Pérez 6, Herman Banegas 12 (x), Lisandro Villa 19, Leonardo La Bella (6) y Facundo Fillol (29) (FI) Gerónimo Clúa (-), Federico Vidal Ramos (2), Juan Pablo Lancieri (2), Gustavo Sotelo (-), Esteban Rusconi (13), Ignacio Zulberti (2) y Andrés Vieyra (x) (1). DT César Adriani
Huracán de San Justo 71: Fernández (7), Bello (11), Paciotti 26, Pérez (2) y Paz Duarte (13) (FI) Santa (3), Pires (9), Ianelis (-) Manzanares (-), Martínez (-). DT Mauro Zalman
Parciales: 30-17, 48-36, 69-54 y 92-71
Árbitros: Guillermo Grondona y Guillermo Dilernia
Por Ezequiel Del Bueno – @EzeDelBueno