No pudo ser

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Gimnasia sufrió una nueva decepción en el clásico y en un choque parejo, Estudiantes hizo la diferencia en la única situación de gol que tuvo en el partido. El Lobo, obligado a levantarse y sin margen de error para lo que viene.

La pesadilla no termina y Gimnasia no sale de perdedor en el derbi. Cayó 1-0 en un partido parejo, donde en líneas generales la iniciativa fue tripera. No obstante, el Pincha pegó primero y significó un trompazo de nocaut.

De yapa, Pitana no colaboró con el juego y no expulsó a Gastón Fernández en el primer tiempo cuando agredió a Licht sin pelota. Y el propio mencionado elaboró la jugada que desembocó en el gol de Retegui a los 11 de la etapa complementaria.

Un minuto antes, Gimnasia obró una enorme acción colectiva y Contín, con tiempo y espacio, le pegó con el tobillo de frente al arco. Allí, en ese pequeño lapso de minutos y segundos, se puede resumir el clásico.

Ganó el que pegó primero, el que fue efectivo, y una vez más, ese no fue Gimnasia. Un equipo inmerso en inseguridades, complejos y con pocos argumentos futbolísticos, propios de un pésimo armado de plantel de una CD que no ha estado a la altura.

Paradela fue la figura de Gimnasia, su usina y el encargado del fútbol tripero. Actuación loable y descomunal; como también injusta. El jovencito no debe llevar esa función, pero es propio de lo recientemente mencionado, una nula gestión futbolística dirigencial. Gimnasia vuelve a doler y urge una reconstrucción. Sea con quien sea. Y que no falte Maradona.