El Monito no “garpa”

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El joven atacante chaqueño Matías Gómez está jugando un montón, tal y como se dice en la jerga futbolera. En ningún momento le pesó el hecho de jugar en Primera, como tampoco la situación adversa. Es fundamental para el andamiaje de Gimnasia y así lo marcan los números.

Matías Gómez no sólo es una de las figuras de Gimnasia sino que también de la Superliga. Con hambre de gloria, talento y mucha capacidad para comprender y entender los momentos del juego, el “Monito” se torna imprescindible en el equipo de Troglio. Claro está, son cuestiones que otros tantos no te van a contar.

Sucede que el pibe de La Leonesa llegó para quedarse y no salir más del equipo titular. Desde aquella tarde ante Independiente de la mano del Indio Ortíz en su interinato, Gómez mostró ser diferente. No solo sobresalió por talento, también por esfuerzo y eso va de la mano. Corre una enormidad, pero hay que correr bien, y lo hace. Tiene una capacidad notable para manejar el balón, se encarga de la pelota parada, pisa el área y asiste, tal y como lo marcan las estadísticas.

Aunque desde los grandes medios aún intentan esconderlo, los números son fríos e innegables. Durante esta temporada, donde van seis partidos entre Copa Argentina y Superliga, el Lobo anotó seis goles. De ellos, Gómez participó en cuatro, con un gol -por CA- y tres asistencias, siendo el máximo de este rubro en lo que va del torneo.

Ésto no significa que sea el mejor del mundo ni vale entrar en comparaciones, pero sí marca una realidad. El Monito cumplió hace pocos días 20 años, tiene 10 partidos en Primera y es figura en su equipo, tornándose indefectiblemente en otra aparición para seguir de cerca dentro de nuestro fútbol, cuestión que aún entra en el debe para los medios nacionales e incluso de la región.

Quizás el hecho de que sea jugador de Gimnasia “no vende” y que le digan Monito no termina de “garpar”. Mientras tanto, el Lobo lo disfruta y debe seguir acompañándolo de la mejor forma, porque está en presencia de un jovencito dezfachatado que va mucho más allá de un momento o un contexto dentro del rectángulo.

El sueño debe ser que Matías Gómez sea otro Maxi Meza o Nacho Fernández, el desafío, protegerlo más y hacerlo valer otro tanto. La obligación disfrutarlo, porque de seguir por esta senda no serán muchos más sus partidos con la camiseta albiazul, aún sin la “colaboración” de aquellos que eligen dónde mirar, y dónde ignorar.