EL EFECTO DESGASTE

Fútbol Fútbol juvenil Fútbol profesional Opinión

Se viven épocas duras en un Gimnasia que ya empieza a transitar la recta final de cara a las elecciones de noviembre. Mientras tanto, la actual Comisión Directiva vuelve a poner en práctica una suerte de estrategia de desgaste, tal como lo hizo con Pedro Troglio, pero esta vez con el Coordinador de las Infantiles, Marcelo Ramos. 

El domingo fue la gota que rebalsó el vaso con una situación que se dio en el Bosquecito, cuando Andrés Yllana pretendió utilizar la cancha Nº1 con los Juveniles de Metro, lo que terminó con la suspensión de esas divisiones y la categoría 2003 de Infantiles de AFA.

Una de las tácticas que utilizan los directivos, con Daniel Onofri a la cabeza, es la de aislar a los protagonistas. En el caso Marcelo Ramos, lo que sucede es evidente: el Coordinador de Infantiles respeta los canales de comunicación y se maneja con la Subcomisión Infanto-Juvenil -comandada por Juan Carlos Basílico y en colaboración con Fabián Evrett, Hugo Barros Schelotto  y Jorge Forneri-; mientras que la Coordinación de Juveniles trata directamente con el Presidente, dicho esto mismo por los propios miembros de la Subcomisión. Este puenteo lleva a una relación directa entre Yllana y Onofri, algo que no es nuevo que suceda con este área del fútbol Mens Sana: también se dio a la hora de tomar la decisión por la salida de Favio Fernández y la incorporación del Chueco.

CRÓNICA DE UN DESPIDO ANUNCIADO

El efecto desgaste fue puesto en práctica por primera vez con el ex entrenador de la Primera División. Por aquel entonces, la Comisión Directiva fue provocando situaciones de malestar en el plantel profesional con el único objetivo de llegar a la renuncia de Troglio. Algunos hechos que son de público conocimiento fueron desgastando la relación entre ambas partes: la decisión de no renovarle a Nicolás Navarro -arquero que deportivamente rindió de manera positiva-; el corrimiento de Favio Fernández de su cargo de Coordinador de Inferiores y la contratación de Andrés Yllana -algo que Troglio no quería, no por Yllana, sino porque creía en el trabajo del Yagui-; provocar el alejamiento de Oscar Fernández Vilar, dirigente de la confianza del ex técnico de Gimnasia y quien llevaba a cabo las negociaciones del fútbol profesional. Todas fueron parte de una práctica sistemática para seguir incomodando al DT.
Pero Pedro finalmente no llegó a renunciar, por lo que Daniel Onofri tomó la decisión máxima: echarlo del cargo.

Con Marcelo Ramos, evidentemente intentan lograr algo parecido. Diversas situaciones que se fueron sucediendo desde que llegó en 2013 buscaron provocar su renuncia, pero no lo lograron. El primer antecedente se dio apenas asumió el cargo cuando le prometieron estar al mando de la Coordinación total de las Inferiores y luego de arduos enfrentamientos entre la gente que acercó a Ramos – el grupo Primero Gimnasia– y la CD -que le renovó contrato a Fernández a fines del 2013, terminó haciéndose cargo de Séptima, Octava, Novena e Infantiles. Y luego, más sucesos se fueron acumulando: la falta de luminarias que se solucionó a pulmón, con rifas organizadas por los padres y diversas agrupaciones; la deuda con los profes que hoy por hoy llegó a ser de cinco meses; el vestuario de la Cancha 2 que nunca se terminó; un pedido de pelotas que llegó a la mitad; y que se profundizaron cuando lo corrieron de las Juveniles para que sólo pasara a coordinar las Infantiles. Más allá de todo, Marcelo Ramos sigue haciendo su trabajo y eso, a la CD le molesta.

UNA CUESTIÓN DE PROYECTOS

Es sabido que en los Clubes hay diferentes proyectos y que, para que estos sean viables, las condiciones objetivas tienen que estar dadas. Mientras Ramos piensa en achicar el espectro del scouting a La Plata y sus alrededores -donde más de 20.000 mil chicos juegan al fútbol en las distintas Ligas-, Andrés Yllana realiza el mismo trabajo pero en el interior del país, o incluso en el exterior (Colombia). La convicción de Ramos pasa por la realidad de los chicos. Los de acá tienen otras posibilidades de contención, familiar y de amistades, algo que los jugadores necesitan y mucho. Eso, sumado a que las condiciones de la pensión no son las mejores -aunque fueron hechos trabajos de mantenimiento y refacción de la infraestructura-, dan la pauta que el Club, hoy por hoy, tiene que apuntar hacia otro lado: la formación futbolística de los pibes desde las Infantiles y con todo el bagaje cultural e identitario que irradia Gimnasia.

Perder a Ramos sería perder a una suerte de hincha calificado trabajando en su Club, porque sus antecedentes y su trayectoria laboral lo avalan. Ramos es quien puso el ojo en Fernando Monetti y lo acercó al Club, por ejemplo. También porque fue parte del Cuerpo Técnico de la Selección Argentina que llegó a la final del Mundial 2014.

Lamentablemente, la realidad hoy nos marca que la idea de que los Lobitos salgan “del Bosquecito para el Mundo”, cada día la quieren alejar más.

Por Gabriel Luna