La Fundación Campus informó su disolución luego de presentar el proyecto para la segunda etapa de la Concentración de Alto Rendimiento. Tras la noticia, surgieron palabras de agradecimiento y reconocimiento a quienes cumplieron el sueño. Y una pregunta… ¿es un hasta luego? OPINIÓN.
Paciencia. Es una de las tantas palabras que se le adjudican y que caracterizan a la Fundación Campus. Paciencia para lidiar con tantas cosas que se interpusieron a lo largo del camino en estos años; a veces hay que mirar una y otra vez el Campus para entender y decir, “LO HICIERON”. El amor por Gimnasia superó todas las adversidades, lidió con una Comisión Directiva que muchas veces se adjudicó la obra y que económicamente no supo generar recurso alguno para colaborar. No es fácil trabajar siempre con un palo en la rueda, que no te permite avanzar. El miedo de la CD a que la Fundación se postule a elecciones en 2013 fue un claro ejemplo. En forma irónica, días previos al cierre de lista, el Campus presentó la suya… los elementos faltantes para terminar la primera etapa de la Concentración de Alto Rendimiento y hay una realidad: a más de uno de la lista ganadora -como así también opositores- se les pasaron unas cuantas preguntas por la cabeza.
El Campus no se presentó. Durante seis largos e intensos años, quienes llevaron el sueño adelante, sólo abocaron su energía en terminar el edificio. Si hay algo que los caracterizó durante este lapso de tiempo, fue nunca jamás caer en chiquiteces.
Y ahí está, el 12 de diciembre el presidente Daniel Onofri cortó la cinta para que en este 2016 que atravesamos los jugadores pudieran realizar la pretemporada en Abasto. Es un salto de calidad, eso es evidente. Gimnasia tiene la mejor concentración del país y hasta el mismo Gustavo Alfaro lo dijo en su llegada al Club. Sala de conferencia de prensa y video, vestuario para 36 jugadores, otro para el cuerpo técnico, sala de masajes, utilería y además consultorios médicos. La planta alta posee 300 metros cuadrados de gimnasio, dos hidromasajes, dos saunas, cinco duchas escocesas y zona de rehabilitación. Eso resume lo teórico de la Concentración de Alto Rendimiento Carlos Timoteo Griguol.
Es muy difícil empezar y terminar algo, y más en Gimnasia. Porque siempre hay algo o alguien que intenta sacar esa madera que derrumba el jenga. Desde un comentario inoportuno hasta negándote una colaboración. Además, todos quieren ser tapa de revista. La Fundación lo logró. Corrieron a todos los círculos y armaron un tétrix perfecto. Le devolvieron la confianza a muchos, cambiaron mentalidades y formas de trabajar. Como Carlos Griguol. Demostraron que JUNTOS SE PUEDE, al igual que en la realización de la Platea. JUNTOS PODEMOS. No sólo terminaron la primera etapa, también terminaron burocráticamente con la figura legal de la Fundación. Es impensado decir que no van a seguir trabajando para Gimnasia. Alguno de los miembros podrá ser afín con algún que otro candidato, pero entre ellos se respetan y saben que van a volver a trabajar juntos. Y es una certeza, van a seguir trabajando juntos porque el Campus es algo más que papeles y una obra. Ser campusero (término que los integrantes utilizan para definirse) es una forma de trabajar donde los gimnasistas, trabajadores y bondadosos, son bienvenidos.
Por Cristian Barresi – @CrisBarresi
Foto: Ágata Natale