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Pedro Antonio Troglio y Fabián Rinaudo son el fiel reflejo del amor a la camiseta. Tanto el DT como el futbolista han dado claras muestras de aferre hacia los colores albiazules, resignando no sólo importantísimas sumas de dinero sino que también posibilidades deportivas mucho mejores que la de estar en Gimnasia, pero para ambos, el Lobo fue, es y será más importante que todo lo anterior.

Son, hoy por hoy, ídolos contemporáneos e integrantes del mismo barco. Una situación alucinante y casi inédita para el hincha tripero. Tanto Pedro como Fito causan en cada corazón albiazul una admiración profunda, la cual bien ganada está y crece día a día.

Por el lado del entrenador, son realmente innumerables todas las acciones por las cuales tiene a la gran mayoría del pueblo gimnasista metido en el bolsillo. Pasional y visceral como pocos -casi como ninguno en Gimnasia-, ha tomado caminos como el del regreso en el peor momento de las últimas al menos dos décadas, cuando el Lobo aparecía en zona de descenso a la B Metropolitana y el actual DT tripero contaba con la posibilidad de volver también a Cerro Porteño y era sondeado por importantes clubes de Argentina y América.

Pero la sangre tira, dicen, y el técnico más ganador de la historia puso el pecho y agarró el fierro más caliente de todos, para sacar a Gimnasia del pozo, para luego hacerlo respirar, y por último, resurgirlo. Siendo hoy uno de los animadores del campeonato de Primera División A y habiéndolo sido en anteriores, tras el ascenso conseguido hace nada más que dos años.

Asimismo, también aparece la enorme figura de Rinaudo, quien esperó el día de la vuelta como ninguno, que contó cada día desde el día que se fue, porque como él mismo dijo, nunca pudo despegarse de Gimnasia. Ahí estuvo, siendo amado primero por los portugueses verdiblancos y luego por los italianos vestidos de celeste y rojo.

Pero claro, por más profesional que Fito sea, esos no eran, no son, ni serán sus colores. Por eso, terminó optando por volver a pisar el Bosque, más allá de los euros y las luces de Europa. Porque el deseo de la gloria con el club de sus amores fue para el hombre de Armstrong el mejor escenario, y más aún la revancha de buscarla tras el dolor de bajar de categoría.
Justamente allí, un poquito más atrás en el tiempo, el jugador sin lugar a dudas más querido por el público no sólo en la actualidad sino que probablemente de los últimos años, se tenía que marchar vendido a Sporting de Lisboa tras el descenso.

Es decir, el desencuentro entre Fabián Rinaudo y Pedro Troglio fue de apenas 4 meses, pero el destino y por sobretodas las cosas, el enorme empeño de Fito por regresar, los terminó uniendo para formar parte de la más grande historia albiazul. Al menos ese, es el gran sueño de los dos, porque el corazón tiene razones que la propia razón nunca entenderá… 

 

Por Manuel Surasky – @ManuSurasky