LA MUDANZA QUE TANTO DUELE

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Luego de más de un año, Gimnasia volverá a hacer de local en el Estadio Ciudad de La Plata. Sea cual sea la situación, siempre será molesto para el Triperío dejar el Bosque.

Aquella tarde del 3-0 sobre Sarmiento en el cierre de la B Nacional, fue la última vez que el Lobo fue anfitrión en 25 y 32. Esta noche, vuelve a ser local en una cancha que siempre le fue adversa y que le trae los peores recuerdos, tanto instucionales como futbolísticos.

Más allá de que la causa de la salida de 60 y 118 es porque tras muchos años de espera se construirá la Tribuna Néstor Basile, el dolor, la molestia y la desazón aparecen igual en el hincha albiazul.
El sentido de pertenencia del Bosque no se cambia por nada y el deseo hubiera sido jugar en horas tempranas ante el Millonario, pero el negocio de la televisión no lo permitió y más de uno, valga la redundancia, se quedará en casa siguiéndolo por TV o radio, teniendo en cuenta que es mucha la gente que elige no presenciar el encuentro.

El consuelo, es el nombrado anteriormente. Esta vez, y no como pasó en todas las anteriores, el Bosque lucirá acompañado: de arena, de grúas, de tractores, de señales de vida que le dan el okey de que todo estará bien y que como disfrutó de los goles de Varallo, el pie exquisito de Carrió, y las corridas de Barros Schelotto, podrá hacerlo con el próximo crack que venga. Porque así lo eligió la gente, que bien pudo haberse quedado de brazos cruzados y elegir la comodidad del bello Estadio Ciudad de La Plata, como otros lo han hecho.

Ese sentir siempre lo propio como tal, ese amor incondicional por lo que lo representa que siente el hincha de Gimnasia ha salvado al Estadio del Bosque. Hoy, no estará como todos -o la mayoría- desearíamos, repleto, con la zona del Zoo llena desde horas del mediodía y al grito ensordecedor de “Ginasiá, Ginasiá”, con el triperío pegado al campo de juego.

La historia será otra, en el estadio tan lindo como tan poco cálido, en ese estadio tan poco gimnasista, donde se ve tan bien desde todos los ángulos pero donde el grito no ensordece, el techo confunde y la retina duele como nunca al recordar los peores pasos institucionales y futbolísticos probablemente, de toda la historia albiazul.

El Tripero se quedará con el alivio de saber que en el Bosque las cosas se están haciendo, que volverá a estar repleto ante Central y que se trabaja arduamente por el sueño de recibir al eterno rival en la Copa Sudamericana. A alentar, como siempre. Desde la cancha, desde la casa o desde el mismo Estadio del Bosque.

La mudanza que tanto duele, pero es otro el cantar.

 

Por Manuel Surasky – @ManuSurasky