Gimnasia continúa en la lucha por el campeonato y firme en zona de Copas. Pese a que el resultado equipo de Gorosito se mimetiza con los hinchas.
Volvieron las noches de fútbol al Estadio Juan Carmelo Zerillo. El Bosque volvió a abrir sus puertas para que luego de tres partidos, Copa Argentina en el medio, la Piponeta pudiera lucirse ante el Triperío.
El estadio estuvo repleto, desde temprano los hinchas palpitaron la previa con todo el color. Estruendos, humo, trompetas, banderas y cantos. La ansiedad por alentar a un Gimnasia protagonista llenaba las calles que dan al Bosque y la tradicional avenida 60.
“Este equipo tiene la idea clara. Hoy no va a ser fácil, perdimos muchos jugadores importantes y vamos a tener que suplirlos con pibes”, contaba Marcelo, en diálogo con quien junto a su buen amigo Bruno fue a alentar al equipo de sus amores. “Pero lo que generó Gorosito es increíble, la fe y la ilusión están intactas porque el equipo está unido y comprometido a morir con la causa”, completaba eufórico el hincha Tripero.
¿El recibimiento? Impactante, ensordecedor, acorde a lo que sabe hacer la hinchada de Gimnasia, que para colmo, envalentonada con el buen andar de su equipo, llenó las tribunas un martes por la noche y no dejó de cantar, incluso cuando el partido se hacía cuesta arriba.
Además, pudo notarse una particularidad en las dorsales albiazules. Es que los número lucían dibujos de niños en homenaje a lo que fue el fin de semana del Día de la Niñez.
En quien más llamó la atención fue en el capitán. Es que ante la ausencia de Brahian Alemán, fue el arquero Rodrigo Rey quien supo lucir la cinta de líder del equipo Tripero.
Los silbidos, los reproches, la bronca fue contra el rival. El tiempo que hizo la visita exasperó el ánimo de los hinchas Triperos, pero jamás faltó el aliento para el Lobo. En ningún momento.
El equipo extrañó a Alemán, jugó un mix de suplentes, el rival obedeció a la perfección el libreto y se llevó un valioso punto del Bosque. Sigue escolta, sigue en zona de Libertadores y el hincha sigue ilusionado. Pero por sobre todas las cosas, agradecido al esfuerzo y la entrega de la Piponeta. Ahora, Junín.