José Paradela fue llamado rápidamente a intervenir en un juego que lo tuvo como suplente en su inicio. El joven de Quiroga la rompió toda.
La decisión del Cuerpo Técnico fue que el pibe arranque como suplente para dejarle su lugar a Brahian Alemán. Pero un imponderable, desafortunado, lo metió temprano en el cruce ante Central Córdoba: Matías García sintió una molestia y lo reemplazó el Pepe. Como ya ha demostrado, al 26 no le pesó para nada. Jugó, hizo jugar, asistió y hasta estuvo cerca de su primer gol en Primera División.
Doce minutos corrían cuando el Caco debió dejar la cancha. De ahí en más, Paradela fue amo y señor del mediocampo tripero. En la primera parte no lució tanto. Pero en el segundo, el ex Rivadavia de Lincoln fue un vendaval de fútbol. La personalidad y desfachatez para jugar como lo hace, en el delicado momento que atraviesa el Mens Sana, lo hace ser uno de los dos mejores jugadores del plantel en la temporada.
El volante jugó e hizo jugar a todos sus compañeros. Se movió por todos los sectores, la pidió siempre y fue vertical. Determinante y figura. Cada vez que tocó la pelota, levantó a las cuatro tribunas del Bosque. Y en el segundo gol, armó una jugada sensacional: una apilada memorable que terminó con el centro a Contín y el 2-1. Como premio, se llevó la ovación de todo el estadio, por primera vez desde su llegada.
Incluso, estuvo cerca del gol, pero el arquero rival le tapó dos buenos remates que hubiesen significado su primer tanto en Primera División, algo que ya merece. De momento, el Pepe se llevó los aplausos de todo el Bosque, que coreó su nombre. Hoy fue fundamental para la remontada albiazul. La joya del semestre se llama José Antonio Paradela: el conductor definitivo.