Un personaje sumamente particular y querible que tiene la platea del Lobo, Carlos Coronel -padre de Maxi- llegó al Club para alentar a su hijo en lo que sería un paso más en su carrera. Lo que él y su familia nunca imaginaron es que se encontrarían con una pasión que marcaría un ante y un después en su vida.
El reloj marcaba las primeras horas del viernes siete de diciembre. Nos encontrábamos cansados, cabizbajos, volviendo a ese maldito hotel de mala muerte que -con suerte- logramos reservar para aquella noche en Mendoza luego de lo que había sido una jornada histórica de trabajo, pero que culminaba con el final que no queríamos. Gimnasia subcampeón de la Copa Argentina 2018. Carlos había dejado todo en el laburo para venir a estar junto con el plantel y los triperos, vivir la previa de la copa, el partido en la tribuna y el post junto a amigos.
–“Mirá la camiseta que me había traído para festejar”. Me dice Carlitos mientras nos muestra la Penalty del 2016. –“La de Maxi”, respondemos ingenuamente.
–“Nooo, la de Facundo”. Contesta mientras muestra con orgullo la 4 de Oreja. –“Quería meterme a dar la vuelta con su número en la espalda, se lo merecía” dice entre sonrisas, y luego reflexiona: “Todos estos pibes lo merecen”.
En el año 2013 Maximiliano Coronel hace su llegada a Gimnasia, en silencio. Para ser una alternativa a la dupla Barsottini – Blengio. Pocos imaginaron que se convertiría en un referente del plantel que lograse pasar el centenar de partidos. –“No imaginábamos como iba a quedar ligado Maxi a este club. Es un jugador con altibajos, pero su actitud en la cancha es inegociable, es un gladiador, eso es algo lindo que siempre busqué inculcarle”.
Carlos se emociona al recordar lo que fueron los inicio de Maxi en Gimnasia, todo lo que fue generando el deportista y a su vez lo que el Club les fue dejando a ellos como familia: –“Lo que estoy viviendo en estos 5 años en el Club es indescriptible, inolvidable. Lo entiendo a Pedro (Troglio), a sus hijos, a todos mis allegados. Gimnasia se atrapa, te emociona”. Y continúa: “No hace falta decir lo que significa Gimnasia para Maxi, para toda nuestra familia en sí, nosotros llegamos y sin pensarlo nos volvimos hinchas. Con mi señora hace unos años nos hicimos socios y en lo personal lo sigo a todos lados”.
Y pucha si lo sigue. No todos tienen la posibilidad de reconocerlo en el Bosque o en las diversas canchas a las que el Lobo juega. Pero nos vemos en la obligación de dar fe, que en casi todas las ciudades a las que el periodismo nos llevó a cubrir a Gimnasia, él estuvo presente. Puteando al destino cuando las cosas no salen, puteando a los árbitros cuando inclinan la cancha, cantando canciones de tribuna, quedando afónico en los goles.. un tripero más.
Deberían haberlo visto en Turdera, la tarde en que empezó esta inolvidable Copa Argentina que tanto nos ilusionó. Como en el momento del gol de Licht se tiró para atrás en el festejo y rompió el respaldo de la butaca en la que estaba sentado. O deberían haberlo visto en Rafaela a pleno rayo de sol, junto a su cuñado, desfachatarse con el gol de Hurtado. Incluso en la Final… en el corazón quedará el momento en el que Carlos, el Indio Ortíz y quien escribe nos fundimos en un delirante y emotivo abrazo para celebrar el gol de Faravelli. No terminó de sacar el Canalla del circulo central, que Carlitos -ya sin voz- no paraba de cantar “Y dale, dale dale Lo”.
Ese es Carlos Coronel. Pasional, familiero, solidario, compañero, alocado, pero incondicional. Firme a sus convicciones, fiel a los suyos y a Gimnasia. Muchas de las virtudes que demuestra su hijo en el campo de juego, él las representa en la vida cotidiana.
–“En algún momento Maxi va a terminar su carrera en el Club. Cuando eso pase me van a seguir viendo acá. Con mi familia somos socios y no pensamos dejar de serlo”. Confiesa Coronel y deja una relfexión conmovedora para el cierre de esta nota. “Para mi esta Copa Argentina fue el inicio de algo muy lindo que estamos a punto de vivir los hinchas de Gimnasia y yo planeo vivirlo aquí, en esta tribuna. Como a lo largo de estos cinco años”.
Gimnasia también se trata de esto. Un pedacito de entrañables personajes que uno se guarda para siempre.