El alma de los pibes y la garra de Tarra

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Gimnasia tuvo muchos puntos altos en el clásico del domingo, mereció ganarlo, pero al menos pudo festejar un agónico empate que dejó amargado al rival de toda la vida. Cristian Tarragona fue el corazón del equipo, los ingresos de Domínguez, Ramírez y el el buen partido de Enrique para el podio.

El Lobo igualó 1 a 1 frente a Estudiantes en el clásico disputado ayer por la tarde en el Bosque. Muchos puntos altos estuvieron a la altura de las circunstancias, pero los que le cambiaron la cara al equipo fueron los “nuevos” que ingresaron e hicieron de Mariano Andújar figura, hasta su error catastrófico del minuto final.

Cristian Tarragona, de principio a fin, fue el alma del equipo albiazul. Claridad en ofensiva, un dolor de cabeza para la firme defensa pincharrata, conducción de juego -cuando era necesario- y sin lugar a dudas un empuje ejemplar para los pibes. Mereció el gol, el travesaño lo privó de ello.

Párrafo aparte a los chicos del club, los pibes Lobo. Benjamín Domínguez entró a volver loco a los volantes y defensores pincharratas. Frotó la lámpara en la última y desató la locura absoluta en el Bosque. ¿Qué decir de Eric Ramírez?, su primer gol en un clásico fue salvador, agónico y dejó un claro mensaje al entrenador y los dirigentes. Tiene que jugar y debe renovar. Héroe junto a Benja del derbi platense.

Buena actuación de Guillermo Enrique, le devolvió a Gimnasia defensa, equilibrio y desborde por el lateral derecho. Entró para no salir más.