El volante canterano fue de lo mejor del partido en el Bosque, pese a que no pudo terminar los 90′ por una molestia. Habrá que ver qué tan fuerte es la misma.
Ante tantas ausencias, entre lesiones y casos de COVID-19, la dupla técnica conformada por Martini y Messera debió meter mano en el equipo. Y uno de los jugadores que saltó como titular, cosa que no había hecho muy seguido, fue Matías Miranda. Sin embargó, Confite pagó con creces la confianza: se adueñó del medio y con mucha seguridad, y personalidad, se erigió como la figura albiazul del partido y por momentos hizo olvidar las ausencias de Matías García y Brahian Alemán.
Para colmo con un primer tiempo inconexo de José Paradela y Matías Perez García, los otros dos encargados de la generación de juego, la tarea del 22 debió agigantarse más. Y así fue: el zurdo conectó líneas, jugó por donde cada jugada pedía y conectó permanentemente con Eric Ramírez y Nicolás Contin. No falló pases y su verticalidad fue determinante para llevar peligro al área cordobesa. Se lo vio seguro, con confianza y la personalidad que requería este partido repleto de bajas para el Mens Sana, que debió apostar a muchos jóvenes.
A la mitad del complemento debió salir por una molestia, que habrá que ver qué tan sentido lo tendrá. Pero antes, el nacido en Tolosa no mermó en su nivel y siguió comandando cada ataque tripero con mucha soltura. Siempre vertical, incisivo y por lo general decidiendo bien. Además, un tiro libre con un zurdazo exquisito se fue apenas afuera.
El juego también contó con buenas actuaciones de Leo Morales, Matías Melluso, y muy buen segundo tiempo de Bruno Palazzo -tras su ingreso y debut- y de Matías Perez García. También fue un buen ingreso de Lucas Barrios. Pero más allá de lo que suceda de ahora en más, resultó ser un consagratorio partido para Matías Miranda, que ya es un jugador hecho y derecho de Primera División.
Foto: Prensa Gimnasia Oficial.