Uno de los hijos de la casa emprende viaje a tierras aztecas con el objetivo de lograr un salto económico sustancial. No hay reproches.
Cuando Matías García se fue de Gimnasia, en condición de libre y luego de recuperarse de una larga y grave lesión, pocos pensaron en una vuelta como la vivida. Figura indiscutida en Tucumán, regresó para salvar del descenso al equipo del Indio Ortíz. Por amor. Terminó siendo el 10 del equipo de Maradona, cumplió sus objetivos con el Lobo, y ahora jugará en la Liga MX.
Como se dijo, el Caco, de nivel exorbitante a mediados de 2019, decidió regresar al Mens Sana por el cariño que le tiene, dejando atrás opciones del exterior deportivas y económicamente mejores. Retornó, descolló -28 PJ y 8 goles- y ya junto a Diego, se erigió como goleador y figura de un equipo que logró mantenerse en la Primera División. Ahora, luego de otra gran Copa, llegó el momento de partir: jugará en Juárez FC, de la primera categoría mexicana.
Además, le dejará cerca de 400 mil dólares al club, y no se irá libre en junio de 2021. En el mejor momento de su carrera, en silencio y lejos de las declaraciones rutilantes, exageradas o incumplidas, decidió volver al club que lo formó, ni más ni menos que a salvarlo de un muy posible descenso. El objetivo se cumplió. Se va dejando dinero. Y con las puertas siempre abiertas: García se metió bien adentro de la gente tripera, y eso no se borrará jamás. ¡Éxitos, Caco!