Lo ganaron con el alma

Fútbol Fútbol profesional

En medio de una injusticia, Gimnasia concretó una victoria que quedará en la historia del fútbol mundial. Le ganó a Vélez 1 a 0 en Liniers, se trepó a la cima de la Zona 6 y le rindió un homenaje inolvidable a Diego. Maradona presente en el espíritu de sus muchachos y todo un país, un mundo corriendo junto a ellos para una gesta memorable.

Pocas veces un país, un planeta hinchó tanto por un equipo. Hasta hinchas de Vélez y del mismo Estudiantes (algunos, no todos) cerraron puñito por Gimnasia. Es que 72 horas después de la muerte de su entrenador, 48 después de su despedida, 24 después de despedirse de Sebastián Méndez en Abasto. Pero con as bajo la manga, la presencia de Maradona, de su padre entrenador en el alma y el corazón en la mano “los muchachos” se impusieron 1 a 0 a Vélez en el Amalfitani y recuperaron la cima de la Zona 6.

El primer tiempo de los dirigidos interinamente por Martini y Messera fue estupendo. Siempre fueron más y siempre forzaron la valla defendida por el juvenil Borgogno. Gimnasia era una tromba, era imparable y parecía que el espíritu de Diego poseía las piernas de José Paradela, El ímpetu de Eric Ramírez o al mismo Johan Carbonero. Eran imparables. Lo mismo ocurrió con los líderes del medio Víctor Ayala y Matías García tenían la misma visión que Maradona mostraba en la selección cada vez que asistía a Caniggia. El Lobo estaba poseído por el más noble de los espíritus.

Y a los 22 minutos, sí a los 22, llegó el grito sagrado, asistencia maradoneana de Víctor Ayala y Maxi Coronel de cabeza hace estallar las gargantas de todos los hinchas triperos, de todo un país del sur de Italia y ¿por qué no? de la tercer bandeja. Gimnasia se adelantaba y era amo y señor de las acciones.

En el complemento sintió el desgaste, Mauricio Pellegrino tiró toda la carne al asador y lo arrinconó. Una semana de profundo dolor se hacía sentir. Peor la dupla técnica movió bien el banco. Alemán le otorgó tenencia y jugó su mejor partido del año, Tijanovich le dio velocidad luego del desgaste que había realizado Carbonero, Contín, Miranda y Licht sumaron con sus ingresos y anotaron sus nombres en una tarde que quedará en la historia del fútbol argentino.

El pitazo final fue un desahogo inolvidable. Sumido en emoción, en homenaje, en festejo y con una certeza. Diego estaba ahí. Abrazándose con sus muchachos en el campo de juego, en el centro de la foto final (y no sólo por la camiseta que portó Lucas Barrios con su “10”) y saltando con ellos en el vestuario.

Gimnasia saltó a la cancha con una sensación de estar huérfanos, de haber perdido a su padre futbolístico. Pero se encontró con la ventaja de jugar con 12, porque de arriba Pelusa se hizo presente para la gesta. Con un país alentándolos y gritando el gol de Coronel. Gimnasia nunca estuvo solo, ni lo volverá a estar.

 

Foto: Prensa Gimnasia