Por fin se quebró el maleficio y Gimnasia logró la victoria en casa. Con un segundo tiempo estupendo, venció 2-1 a Central Córdoba con dos goles de Contín. Paradela, figura excluyente del juego.
En un partido infartante por todo lo que estaba en juego, Gimnasia cerró el año con una sonrisa que necesitaba como el agua, más aún en casa. No empezó bien, pero cerró de la mejor manera y lo reflejó en el resultado.
Las cosas no pudieron arrancar peor. Choque y afuera García, capitán y baluarte del equipo. Segundos después, deja vu: gol de los santiagueños, en menos de diez minutos. Joao Rodríguez aprovechó una distracción del fondo y la mandó a guardar solito en el área. Otra vez a remar de atrás…
Y ese golpe Gimnasia lo sintió, más allá que desde el ingreso de Paradela por el lesionado Caco, de a poco empezó a maquillar su fútbol.
Justamente eso. Llegó el segundo tiempo y con un Paradela en su mayor esplendor, el Lobo pudo construir la remontada. Rápidamente y a los 6′ de la complementaria, Tijanovich desbordó en la izquierda y lanzó el centro para que Contín, con un testazo, anticipe a todos en el área y empate las acciones.
A partir de allí. Todo fue de Gimnasia, más aún cuando entró Mussis por Alemán. El Gordo le dio fluidez, buen pase. Y empezaron a llegar una y otra vez las acciones de peligro, aunque el gol de la victoria no llegaría desde una construcción colectiva.
Sobre la media hora, Paradela la agarró cerca del anillo medio y ya nadie pudo frenarlo. La pisó, como acostumbra, y empezó a conducir, se la llevó, uno por el camino, se la llevó, dos por el camino, y se lanzó…. Para dejar otro rival más desairado y mandar el centro para que Contín, en dos tiempos, la termine empujando a la red. Delirio en el Bosque y gritó estremecedor para el pibe, “Paradeeee, Paradeeee”.
Y así se cerró la tarde. Con un Maradona emocionado y con los sentimientos a flor de piel, con la mochila afuera de haber ganado en casa, se va de vacaciones esperanzado. Creyendo en que se puede. Ahora, será tiempo institucional con las elecciones a la vuelta de la esquina. De allí se desprenderá buena parte del futuro.