Viejos son los trapos

Básquet Opinión Polideportivo

Pareciera que el tiempo se niega a correr en el cuerpo de Nicolás Gianella, el hijo pródigo volvió al Poli pasados sus 40 años. Y su talento se dignó a acompañarlo para el delirio del triperío presente.

El 24 de octubre no será una fecha más en la vida de Nicolás Gianella, ni en la del mundo basquetbolístico de Gimnasia.

El hijo pródigo regresó al Lobo semanas atrás, pero si bien es sabido que el debut de Los Gladiadores en la actual Liga Argentina de Básquet ocurrió en Chivilcoy. De corazón, el retorno de Nico iba a ser en el Poli. Allí donde empezó todo, donde se selló un pacto de amor para toda la vida. la noche ds anoche iba a ser el regreso oficial del “otro pibe de 40”.

Reconocimiento previo al partido

Y lo que comenzó con emociones, con plaqueta otorgada por parte del Club, con la familia presente en la platea, sus hijos divirtiéndose y queriendo comprarse absolutamente todo en el renovado buffet del Nethol. Siguió con la naranja picando… y con la 10, que tanto significado carga hoy en día en la vida de Gimnasia, en acción nuevamente.

Para la estadística, 19 puntos, 3 rebotes, 3 asistencias y un triunfo que significó recuperación.

Ahora, para el corazón. Pases magistrales, liderazgo nato, las asistencias que figuran en el ‘Live stats’ deberían reemplazarse por poemas. Para la defensa de Racing impresión y un inoxidable flaco al que no quedaba alternativa de pegarle, cargarse de faltas y ver – de una vez por todas- si salía de la cancha y dejaba de pintarles la cara.

Para el hincha, una alegría. Una ovación constante, un deleite basquetbolístico y la sanación de que la melancolía por la partida de La Bella puede ser apaciguada por el abrazo al alma que significa volver a ver al ex generación dorada nuevamente con la azul y blanca.