Y ya no lo van a poder apagar

Editorial Fútbol femenino

Como se dice, nada es casualidad. Y así lo reflejan Las Triperas fin de semana tras fin de semana, día a día. Es que ellas son la inclaudicable lucha de la mujer traducida en el amor por el fútbol y por Gimnasia. Los resultados están la vista, con un ítem determinante que es el trabajo sólido y serio desde el día uno con su subcomisión y cuerpo técnico. 

El fútbol femenino albiazul crece a pasos agigantados y todo tiene un por qué. Sostenidas por un loable equipo de trabajo, el cual lejos está del interés por salir en la foto o jactarse de héroes, las pibas dignifican la lucha de las mujeres e incluso la suya en sí, es decir como jugadoras, y de Gimnasia.

Es que no sólo está el hecho importantísimo de la igualdad, de que lentamente la sociedad descubre y entiende que el deporte no tiene género. La profesionalización del fútbol femenino es un hecho relevante y motivante para Las Triperas, pero no el único. Y he aquí el secreto (a voces).

Es que muchas de ellas decidieron dejar clubes de Primera A, porque en su interior el alma indicaba que había un deseo por cumplir.

Un fuego que era perceptible, y que inclusive varias de ellas terminaron encendiendo. Y ya no lo van a poder apagar. 

Estaba ese anhelo, ese sueño, el de ponerse la camiseta de Gimnasia y defenderla, dignificarla. Ese día llegó. Y nada las detuvo, ni las detendrá. Es que claro, ellas mismas volverán a depositarse en la máxima categoría, pero con un plus inigualable: lo harán con la camiseta del club de sus amores. Y aquellas que no, que no llegaban de jugar en la primera división, verán potenciado todo su esfuerzo de transitar por cientos de campos de juego de la Liga Platense.

Todo esfuerzo tiene su recompensa. Y si a ese esfuerzo se lo potencia con talento, la conjunción no falla. Y ahí están. Nueve sobre nueve. Será puntaje perfecto, o no. No importa. Estas chicas no tienen techo y llegar al ascenso no será el apogeo. Habrá más, vendrá más.

Y así escribirán las primeras páginas de gloria de un equipo, de un fútbol femenino que no va a detenerse, que irá de la mano y acompañará a este crecimiento social.

Porque tienen talento. Porque están empoderadas. Porque son mujeres. Porque son triperas. Porque sueñan y concretan para ser infinitas. Agárrense fuerte porque lo van a tirar, o mejor dicho, también, tómenlas de la mano: no los van a soltar.

 

Por Manu Surasky