Un 12 de Julio pero del año 1923 nacía René Gerónimo Favaloro en el mítico barrio tripero “El Mondongo”. Con un corazón enorme y sobre todo AZUL Y BLANCO.
Hoy estaría cumpliendo 95 años Don René G. Favaloro. El hombre más importante de Gimnasia. Al que todos respetan, al que todos recuerdan, al que todos admiran.
Con piel y calle en el barrio El Mondongo, se recibió en la Universidad Nacional de La Plata en el año 1949 donde posteriormente inició su carrera como médico rural. Casado con Maria Antonia Delgado, sin hijos aunque para él lo eran sus pacientes.
Fue la persona que revolucionó la medicina cardiovascular. Especializándose en Estados Unidos, creó el bypass. Reconocido no solamente en Argentina sino a nivel mundial. Por su sabiduría, por su respeto, por su inteligencia, por su humildad.
En 1975, fundó la Fundación Favaloro para salvar la vida de muchos. El Estado le dio la espalda y decidió quitarse la vida en el 2000 debido a que no disponía de suficiente dinero para saldar sus deudas.
Cuando podía, solía ir a la cancha. Se ubicaba en un rincón de la tribuna de 60, cerca de la vieja chimenea. En su último tiempo en el Estadio Juan Carmelo Zerillo, se lo podía observar ya en el Palco de Honor.
Apasionado de su querido Gimnasia, tal es así, que era invitado a pasar la noche en las concentraciones o a “chusmear” los entrenamientos y dialogar con los jugadores de su amado club.
Siempre mantenía al Lobo presente este donde este. Pedía a gritos para que le encuentren una radio y escuchar el partido o intentaba comunicarse para que le cuenten el día a día de su club. Su sangre, eso que tanto llena al corazón, era azul y blanca.
Gimnasia le rindió homenaje a la persona más importante y famosa que tiene. Una platea lleva su nombre y el colegio en donde se educan los alumnos del club tripero, lo mismo. Hasta hay una propuesta para que en una de las calles de la ciudad pase a llamarse Favaloro.
René Gerónimo Favaloro. Humilde, respetado, ejemplo de muchos. El cirujano mas importante del corazón. Ese corazón que late tan fuerte cada vez que uno ve a Gimnasia, que recibió tristezas y alegrías.
De corazón azul y blanco. El suyo, el nuestro.