No se trata de cambiar la localía. Se trata de cederla. Gimnasia jamás se sentirá anfitrión fuera del Bosque y la decisión de mudarse a 25 y 32, aunque sea sólo por el próximo partido, implica un retroceso doloroso para todos y cada uno de los triperos que han luchado y aún continúan persiguiendo el legado que dejó Néstor Basile.
“Por un Gimnasia popular, con filiales en cada barrio, una camiseta para cada pibe y siempre local en el Estadio del Bosque”. Eso decía el Ronco Basile, quien justamente hoy, en este día tan particular, estaría cumpliendo años.
Si bien la realidad económica del club es apremiante, el hecho de ceder la localía y regresar al Estadio Ciudad de La Plata significa un gran golpe para todos aquellos hinchas y socios que tanto han luchado por el Bosque, la cesión de tierras y el propio regreso a casa en aquel junio de 2008, tras dos olvidables temporadas disputadas en 25 y 32.
La justificación de la “mudanza” hasta cala más profundo que el ya doloroso hecho de salir de 60 y 118, habida cuenta que en el último año lograr recursos genuinos ha sido un ítem en deuda que mantiene la actual dirigencia.
Salir del Estadio Juan Carmelo Zerillo no sólo golpea y entristece. Significa retroceder varios casilleros luego de tantos años de lucha, de tantas personas que incluso hoy ya no están, como el propio Néstor Basile, Oscar Montesino o Roberto Sanguinetti.
Por eso 60 y 118 es mucho más que un partido o una recaudación. El Bosque es cada tripero que luchó por la tela de colores, porque el Bosque es el reflejo del mismísimo Gimnasia.
Un techo prodigioso, una pista de atletismo o palcos de élite no son Gimnasia. Son todo lo contrario. Y no hay cosa peor que traicionarse a uno mismo.
El dolor es temporal. La gloria es para siempre. Y el Bosque es gloria para cada tripero. Porque no hay Lobo sin Bosque y no hay Bosque sin Lobo… Sí, Ronco: Gimnasia siempre local en el Bosque.
Por Manuel Surasky.