Gonzalo Vargas pasó por el Juan Carmelo Zerillo para observar el clásico 157, y vivió el encuentro con mucho sufrimiento junto a su ex compañero Lucas Armando Lobos.
Gonzalo Sebastián Vargas Abella pasó por el Bosque y vivió como pocos el clásico 157. Con termo en mano y yerba Canaria, el mate pasó entre Lucas Lobos y el Turbo como la pelota dentro del campo de juego en 2005. Sufrió mucho el partido, como un hincha más. El uruguayo visitó el vestuario albiazul para saludar a su ex compañero Lucas Licht, y se ubicó en el túnel para poder observar las acciones.
El Turbo dejó una gran huella en Gimnasia y tan sólo duró dos temporadas. Se enamoró del Club que lo hizo saltar a Europa luego de 27 goles en 55 partidos. Luego regresó en el primer año del Lobo en la B Nacional y marcó tres goles 22 cotejos. Su carrera futbolística finalizó en 2014 con la casaca del Rampla Juniors. Como Diego Alonso, el Topo Sanguinetti y tantos uruguayos, Gimnasia marcó su vida y se transformó en el equipo de sus amores.