Sin claridad, pero con mucho corazón, Gimnasia lo buscó y mereció más que su rival, pero terminó cayendo 2 a 1 ante Lanús en el Bosque. Lo perdía con gol de Acosta, igualó Mazzola y en el cierre, Di Renzo firmó el resultado final. Noche triste en 60 y 118.
Se terminó el año y finalmente con un saldo negativo. El Lobo no logró el objetivo de meterse en el plano internacional y deberá barajar y dar de nuevo para recomenzar en 2016.
Gimnasia no empezó bien el partido, y reflejo de ello fue que las primeras cuatro llegadas del partido fueron granates. Tal es así, que Almirón pisó el área y Navarro salió a buscarlo, lejos, y ante la salida del arquero, el delantero visitante se dejó caer pero Delfino compró. Penal cambiado por gol de Lautaro Acosta y cuesta arriba.
Sin embargo, a partir de la desventaja el Lobo creció en el juego, y terminó llegando al empate también a través de la pena máxima. Agarrón de Fritzler a Coronel, penal de Mazzola junto a un palo y 1 a 1.
Así arrancó el complemento y fue prácticamente todo el partido. Sin claridad, con pocas ideas pero con muchísimo ímpetu –Rinaudo como abanderado-, Gimnasia fue por ese gol que le permitiera igualar la serie. Pero Mazzola dilapidó un par de oportunidades nítidas y la pelota parada no fue bien ejecutada, teniendo en cuenta que tuvo 8 tiros de esquina y por esa vía no hubo siquiera una situación de peligro.
En el final, con el Lobo jugado en ataque, Junior Benítez arrancó la contra, y cedió a tiempo para Di Renzo que cara a cara con Navarro, no perdonó y liquidó la serie: 3-1 para Lanús en el global, en un resultado por demás polémico y con un tinte de injusticia denodado, desde lo futbolístico.
Pero los lamentos ya no sirven, el reproche mucho menos. Gimnasia deberá reinventarse y lucir diferente en 2016. Aún con la baja de Troglio, que no seguirá en el Lobo. Noche de final, en todos los sentidos.