En la cancha un Gimnasia atolondrado, con más ganas que ideas, chocando nuevamente con viejos fantasmas, un equipo superior al rival de turno pero que lejos estuvo de haber jugado un buen partido, o de repetir lo mostrado futbolísticamente durante la pretemporada. En la tribuna el hincha como siempre presente, firme, paciente, brindando su apoyo pero con la necesidad de que el equipo recuperé su identidad.
El equipo dirigido técnicamente por Pedro Troglio tiene material de sobra para revertir la mala imagen mostrada frente a Defensa y Justicia, tanto él como el plantel y cuerpo técnico son conscientes de ello y también lo sabe el hincha que a lo largo de la temporada estará de modo incondicional brindándole su apoyo al club en el Bosque, en Estancia, en las calles, o en otros estadios en caso de que el APreViDe oficialice el retorno del público visitante para la segunda mitad del actual torneo.
El Bosque fue una fiesta de esas que reconfortan el espíritu de la familia gimnasista, no es coincidencia que el tripero volviese a su sagrado templo un día de los enamorados, la alegría de pasar una hermosa tarde junto amigos, familiares, alentando a Gimnasia, reviviendo rituales que solo en el Juan Carmelo Zerillo podemos profesar fue superior a la bronca generada por el resultado.
Si una persona totalmente ajena a este sentimiento sintonizaba en la TV Pública los minutos finales de la transmisión del partido disputado el sábado, no hubiese podido entender como con el marcador en contra el hincha tripero alentó, cantó y celebró como si el equipo estuviese propinándole una goleada al conjunto de Florencio Varela.
La realidad es que se celebró el simple hecho de ser de Gimnasia, de volver a verlo, de pisar los jardines del Bosque una tarde tan hermosa, el hincha cantó y celebró por nuestra identidad. Una identidad que los apóstoles de Pedro deberán recuperar a lo largo de este torneo.
El hincha alienta, acompaña, pero también como socio del club tiene derecho a exigir, y la principal de las exigencias es que este equipo recupere rápido su identidad futbolística. Que la del sábado sea la última de las malas rachas que perdurarán inquebrantables por este año.
La identidad será recuperada cuando el bosque vuelva a ser una fortaleza, cuando sea desterrada esa idea absurda de que hay equipos y estadios en los que Gimnasia no tiene nada que hacer, cuando se apunte a más y hasta se pueda ir a una definición por penales con la confianza de que puede ganarse. Cuando de una vez por todas el tripero borre de la cabeza las muletillas como “estamos meados por un elefante”, o “y esto es Gimnasia estas cosas pasan…”, que tanto daño le provocan a la identidad del hincha.
Hoy, en el plano futbolístico, los triperos nos encontramos unidos, confiados en el plantel que supo armar Pedro Troglio, brindándole nuestro total apoyo a él y a sus dirigidos pero con la necesidad de un Gimnasia que no se deje desvalorizar, que apunte a más y que no se permita, bajo ningún punto de vista, perder la identidad.
El Bosque, no solo deberá ser nuestro templo, sino también nuestra fortaleza, y dentro de unos días la peor pesadilla –como bien supo serlo durante años- de los vecinos de la ciudad.
Por Fabricio Falco – @Fabrofalco