Así lo marcan los números. Pedro Antonio Troglio es, desde las estadísticas, el técnico de mejor promedio en Gimnasia, con más de 217 partidos sobre el lomo. Logros varios, y una sola premisa: el sueño de ser campeón. Después, todo lo que se podía conseguir, se consiguió.
Sólo resta el gran anhelo de todos. Sin dudas, éste es el camino y Troglio el indicado para lograrlo, por que los números lo avalan. Son incontables las ocasiones en donde hizo delirar al triperío. Sin ir más lejos, ha sido el que más nos hizo soñar, el que en más oportunidades nos hizo sentir grandes. Y lo más importante de todo: por sus constantes muestras de hombría de bien, algo crucial para la vida, que va mucho más allá del fútbol, es por lo que debe estar en el banco de suplentes de Gimnasia, por que a las buenas personas, siempre, les termina llegando su premio.
Pero comencemos a repasar. Primer ciclo, año 2005. Todo comenzó en la ex Doble Visera. El Lobo, en zona de descenso, visitaba a Independiente. Perdió 2-0, con un infalible Kun Agüero, que en aquel entonces, daba sus primeros pasos pero ya era un pichón de crack que enloqueció a los defensores triperos. Todo continuó difícil. Gimnasia no podía ganar con Pedro en cuatro fechas. Hasta que llegó la tarde del Cementerio de Los Elefantes; 2-1 con un gol del pibe Sergio Valenti en el final, para volver a meterse en Promoción. Pero no… no bastaría con eso: una tarde de 12 de Junio, se jugaba una nueva edición del Clásico. Con más de 25 mil almas, el Lobo de Troglio destrozó a Estudiantes, que peleaba el campeonato. Fue 4-1, con doblete de Caio Enría, Marcelo Goux y el recordado cuarto tanto de Gonzalo Vargas Abella. En la fecha siguiente, en el Bosque, más precisamente en la 18° de aquel Clausura 2005, Gimnasia jugaba una final. Recibía a Newell’s. Si ganaba, se salvaba de todo, cuando 10 fechas atrás, estaba hundido en el fondo del mar tras la salida de Carlos Ischia. Y esa noche, de muchísimo frío en 60 y 118, llegó todo el calor del público… al grito de “la promoción, la promoción, se va a la puta que lo parió”. La noche del desahogo de todos, con aquella mediavuelta de Lucas Licht contra el arco de la Facultad, el conjunto albiazul se olvidó de los promedios, y comenzaría una gran historia de amor, entre Pedro, y el Lobo. Un verdadero pacto para vivir.
Torneo siguiente. Apertura 2005. Ilusiones renovadas. “Éste tiene que ser el torneo del pibe Lobos”, decían los plateístas. “Ojo con el carrilero, eh, Cabrera. Tira unos centros bárbaros”, “Licht no se queda atrás”, sumaban. Ese trío… sumado al Mono Navarro Montoya en el arco, la firmeza del líder San Esteban en el fondo, los Escobar, los González, el goleador Gonzalo Vargas, no se imaginarían lo que iban a lograr. Con Pedro Antonio Troglio como capitán del barco, Gimnasia abría el campenato con un 1-0 ante Colón, con un cabezazo de Lucas Lobos tras un centro de Alejandro Delorte. Sí, todo al revés. Un par de fechas después, todo se ¿desmoronaba?. El Lobo perdió 6-0 con Vélez. Terrorífico. Duro. Todos atónitos. Pero aquella noche comenzó el amor, ese amor que cada vez que puede Troglio declara. Luego de haber caído por seis goles y el partido habiendo finalizado hace una hora, el público tripero se quedó en las tribunas de 60 y 118, gritando por los colores. Troglio, emocionado, entró al campo de juego a hacerle reverencias a la gente, que le respondió con el clásico “Olé, olé, olé, olé, Pedro, Pedro”. Ese día fue una bisagra. Se fueron edificando las victorias, hasta que el Lobo se encontró con la punta del Torneo. Triunfos heroicos como en Quilmes, con aquel inolvidable penal de Lucas Lobos, u otros estupendos como el 3-1 a River en el Monumental. Lamentablemente, la locura de Juan José Muñoz como factor principal, hizo que Gimnasia no pudiera consagrarse, más allá de haber conseguido 37 puntos.
Con 69 puntos en la temporada -mejor suma histórica junto al Gimnasia de Griguol-, llegó el tiempo de Copa Libertadores y Copa Sudamericana, donde se llegó a Cuartos de Final con un equipo diezmado. Sin Lucas Lobos, Lucas Licht ni Gonzalo Vargas, el Lobo tenía una performance más que digna en su segunda participación internacional de la historia. Tristemente, llegó una jornada ineludible: aquel 0-7 ante Estudiantes, en el enorme Estadio Ciudad de La Plata, será una daga muy difícil de quitar, un dolor casi imposible de sacar. Fechas después, Pedro dijo adiós, aún con la mayoría de la gente volcada a su favor.
Pero esta historia de amor -catalogada así por el mismísimo Pedro Antonio Troglio-, tendría su segunda oportunidad: allá por Octubre de 2011, volvió al Lobo en el peor momento: tras la derrota con River en el Nuevo Gasómetro, Gimnasia quedaría en zona de descenso de la B Metropolitana. Pedro, recientemente salido de Argentinos Juniors, comenzó a ser reclamado por el público albiazul en el Bajo Flores. Dos fechas después, el triperío se hundiría aún más en los promedios del Nacional B, perdiendo en el Bosque ante Atlanta y en Córdoba con Instituto. Tras esa derrota con La Gloria, llegó la renuncia de Osvaldo Ingrao. Tras el pedido de la gente, Héctor Atilio Delmar fue a buscarlo a Troglio, que sin dudarlo y pese a que todo su entorno lo llamaba loco, decidió volver y agarrar el fierro más caliente de los últimos 28 años, por aquel entonces.
Una mañana lluviosa, Pedro apareció con campera, pechera verde flúo, otra vez en Estancia Chica. Otra vez en casa. Con un plantel devastado, comenzó su primera experiencia como DT en la segunda categoría. Le ganó 1-0 a Gimnasia de Jujuy, en el Bosque, con gol de Gonzalo Vargas, con quien se reencontró en el Lobo tras tenerlo en 2005 y luego en Argentinos Juniors. Con un equipo sin jugadores de jerarquía, el Lobo cerraba el primer semestre expectante, tras una importante victoria ante Huracán sobre el final, luego de estar en la mitad del campeonato en el último lugar de las posiciones y los promedios. El segundo y definitivo semestre, también comenzó derecho, con una polémica e inmerecida victoria ante Central. Allí, parecía que Gimnasia se enfilaba rumbo al sueño. Sin embargo, esa ausencia de jerarquía anteriormente nombrada, sería determinante, y el Lobo se quedó atrás de los fuertes de la categoría: ni más ni menos que River, Rosario Central, Instituto, y Quilmes, entre otros. Terminó 8° aquel torneo, con 57 unidades, de las cuales Troglio consiguió 51.
Llegó el segundo periplo en la B Nacional. Con más de 10 refuerzos, Gimnasia tenía la obligación de volver a Primera División. Con un comienzo arrasador, parecía que el ascenso se iba a vestir de trámite, con goleadas como el 5-0 a Crucero del Norte y triunfos en reductos complicadísimos como Pergamino. Sin embargo, todo se desmoronó repentinamente: 1-3 con Defensa, 0-2 con Gimnasia en Jujuy y 0-2 con Rosario Central, para terminar el año con un 2-0 a Merlo y cerrar el primer semestre con unos 30 puntos que dejaban al Lobo en el quinto lugar. Arrancó 2013, segundo semestre, el definitivo. Con la vuelta del ídolo Franco Niell, Gimnasia hizo su estreno con Sarmiento, en Junín. Pese a haber hecho un excelente partido y contar con las mejores situaciones de gol, perdió 1-0 y quedó 6°. La preocupación aumentaba y las respuestas comenzaban a ser pocas. Pero la espalda con la que contaba Pedro Antonio Troglio fue la clave. Su convicción y convencimiento de que el ascenso llegaría, hicieron de Gimnasia un equipo con decisión, aguerrido, que a medida que corrían los partidos se identificaba más y más con lo que el hincha quería. Eso inculcó Troglio: el amor a la camiseta. Llegaría la seguidilla de triunfos inaugurada con aquel 1-0 ante Boca Unidos con gol del goleador Pereyra. para volver a meterse en zona de ascenso tras vencer a Banfield sobre la hora, con el recordado golazo de Matías García, el pibe por el que siempre apostó el entrenador mens sana. Así, el Lobo comenzó a construir su camino hacia el ascenso, con triunfos imborrables como el recientemente nombrado ante el Taladro, aquel 3-2 con Patronato en Paraná con el infalible Barsottini como figura y encuentros infartantes como el 1-0 con el homónimo jujeño, en el Bosque, con el penal del Bochi Licht, quien volvió para dar una mano, y afirmarse luego como ídolo y capitán del Lobo. Finalmente y tras 698 días en la B Nacional, Gimnasia retornó a Primera División A venciendo 2 por 0 a Instituto, en Córdoba.
Torneo Inicial 2013. El Lobo y su reencuentro con los torneos cortos y su hábitat natural, donde arrancó muy bien: 3 de 3 en el comienzo. Luego, varios empates lo alejaron de la lucha, pero finalizó el torneo con unos interesantes 26 puntos y un clásico que se empató por culpa de la crueldad del árbitro Laverni.
Tras el receso veraniego, era hora de jugar el Torneo Final. Con las apariciones de los jóvenes Maximiliano Meza, Javier Mendoza, entre otros, el Lobo luchó el título hasta el final, siendo único lider a tres fechas del cierre. Lamentablemente, la inexperiencia del plantel joven sumado a la falta de hombres en ofensiva, inclinó la balanza a favor del River de Ramón Díaz, que con muy poco y quizás hasta con menos que Gimnasia, se terminó llevando el campeonato. Pero sí: otra vez, y de yapa, con apenas 6 meses en Primera, Troglio reactivó la ilusión. Hizo recuperar la memoria. La última vez que el triperío se ilusionó con el título, fue en el año 2005, sí, claro, con Pedro en el banco de suplentes.
Con una temporada de 57 unidades, el Lobo volvió a jugar en plano internacional. Clasificación a Copa Sudamericana tras ocho años, logro que se había conseguido por última vez con… Troglio. El destino, le dió una enorme chance a Gimnasia. El sorteo indicó que habría cruce con Estudiantes. Pero nada salió como se planificó y tras dos partidos feos y chatos, con un fútbol mezquino de ambos lados, el Pincha se lo llevó como se lo podría haber llevado el tripero. 0-0 en el Bosque y 1-0 en el ya maldito Estadio de 25 y 32.
Tras tamaño sinsabor, Gimnasia se recompuso. La gran virtud que ha caracterizado a los equipos de Troglio. El fin de semana posterior, venció 2-0 al Campeón de América San Lorenzo de Almagro, y con un plantel que no estaba a la altura de lo que debía disputarse en el semestre, se terminó cerrando el campeonato con un colchón de 24, que le permitieron en 18 meses sumar 81 puntos y promediar 27 unidades por torneo.
Ahora, comenzó un periplo más. En cada temporada disputada con Pedro Antonio Troglio, existieron logros significativos, relevantes. Ojalá, no sea la excepción. De arranque, las cosas no empezaron como el plantel imaginaba. 0-1 con el karma Defensa y Justicia, pero de nada sirve mirar hacia atrás y habrá quedar vuelta la página, como ha hecho el Lobo de Troglio desde 2011 hasta el día de hoy, con las situaciones que se han enumerado una por una. Muy probablemente, se repita la cuestión, y ojalá, en dos semanas, cuando Gimnasia reciba a Estudiantes en el Bosque, el aura cambie y nadie recordará las críticas que hoy recibe el entrenador mens sana. Por que de eso se trata el fútbol. La gente presentista abunda y es la que intoxica a un deporte que se ha vuelto loco, y que ya deboró un entrenador con una sola fecha disputada.
“Basta de la pelotudez de salir jugando”, disparó un Pedro en llamas tras la caída con Defensa. Sanguíneo, orgulloso y reaccionario, el entrenador tripero se fue enojado hacia los vestuarios, y fue castigado por una declaración que es poco usual y no se ha escuchado en mucho tiempo, o quizás nunca. Se trata de respetar modos, de aceptar las visiones de cada entrenador, que está en el día a día con sus futbolistas y los conoce mucho más que todos los hinchas juntos. Acaso… le ha ido mal a Gimnasia jugando de esta manera? La respuesta la tienen en los anteriores doce párrafos.
– SUS NÚMEROS
Partidos dirigidos: 217
Partidos ganados: 92
Partidos empatados: 59
Partidos perdidos: 66
Efectividad: 52%
Por Manuel Surasky – @ManuSurasky