El pequeño bache en el que entró Gimnasia hace que su público explote contra los futbolistas. Los fatalistas deben abstenerse y más aún aquellos que disparan contra los chicos surgidos del Club. CON ELLOS NO.
No hay duda alguna y sólo un necio negaría que el momento por el que pasa el Lobo no es el mejor. Al contrario, falta de actitud en algunos, bajones futbolísticos de otros y una realidad: flojo comienzo de semestre y la carta comodín que logra apasiguar las aguas llamada clásico copero. El partido del 16, será vida o muerte, y no es una forma de decir. Es así de redundante.
Pero en esta ocasión, lo que hay que dejar bien en claro es que no hay que caerle a aquellos surgidos de la cantera, que son el pasado, el presente, y serán el futuro. Los Fernando Monetti, Ignacio Fernández, Dardo Miloc, Javier Mendoza, son algunos de los que no merecen las quejas y el tremendismo con el que se toma este arranque que por ahora no es el deseado. En tanto, chicos como Ezequiel Bonifacio necesitan otra tranquilidad, otra manera de arrancar, siendo esta la equivocada porque “Boni” está haciendo sus primeras armas en un escenario futbolístico ideal, con un equipo consolidado en Primera División y jugando cosas importantes como una Copa Sudamericana.
Allí está el problema: muchos hinchas parece se han olvidado del Gimnasia 2011, 2012… hace muy poco tiempo atrás. No se puede ser Vélez Sarsfield o Lanús, equipos que se mantienen en los puestos de vanguardia todos los campeonatos. No se puede por el simple hecho de que son otros los manejos institucionales, no hay internas, ni competencia feroz. No se pelean entre fortineros ni se pelean entre granates. En cambio en nuestra institución la realidad es otra: que le pego a este para subir en la consideración, que me armo una cuenta falsa para pegarle a aquel otro y otros que creen que son vivos, que pueden arreglarse solos y no abren las puertas del club, poniendo su orgullo por delante de la entidad mens sana.
El triperío debe calmarse, y sobretodo pensar dos veces antes de actuar. Pegarle a los pibes del club es el peor camino. Los recientemente nombrados Monetti, Miloc, Fernández, Mendoza, por citar algunos, serán quienes el día de mañana seguirán dándole vida a la institución. Y no sólo eso, son protagonistas del ascenso, y autores de la clasificación a la Copa Sudamericana y de la lucha por el último campeonato. Sí! El último! Y algunos hablan de devacle.
Es hora de bajar revoluciones y apoyar más que nunca. Al primer equipo, y principalmente a aquellos surgidos de la cantera. Sin ellos, Gimnasia pierde patrimonio. Jamás dejar de lado esto: de los jugadores de cuna tripera depende la institución. A dejar el tremendismo para otros y a pensar en grande, apoyando a quienes lo merecen y quizás a los que también necesitan un empujón más, una banca extra, por ser quienes han recorrido su camino en el Lobo y han hecho sus armas en nuestro Bosquecito, o nuestra Estancia Chica. Cuidemos el producto de nuestro suelo.
Por Manuel Surasky – @ManuSurasky